Tesla registró una caída del 71% en sus ganancias del primer trimestre de 2025, con ingresos netos de $409 millones, en comparación con los $1,390 millones del mismo periodo del año pasado. A pesar de que la empresa sigue siendo un referente en la industria de autos eléctricos, su rentabilidad se ha visto gravemente afectada no solo por factores de mercado, sino por la creciente controversia que rodea a su CEO, Elon Musk.
La caída ocurre en medio de una tormenta perfecta para la compañía: entregas de vehículos a la baja, creciente competencia en China y Europa, y, sobre todo, un daño reputacional cada vez más difícil de ignorar.
Un trimestre complicado
En términos operativos, Tesla ha enfrentado una disminución del 13% en la entrega de vehículos y una reducción del 20% en los ingresos por venta de autos. La presión de fabricantes como BYD en Asia y nuevas marcas europeas ha comenzado a desplazar a Tesla en varios mercados clave.
Pero más allá de la competencia, el verdadero golpe ha venido de la percepción pública. Boicots y protestas se han extendido en múltiples países, especialmente tras la participación activa de Musk en actos políticos a favor de Donald Trump y de partidos ultraconservadores en Europa.
El activismo de Musk, ¿error estratégico?
Las polémicas publicaciones en X (antes Twitter), sus discursos públicos y su alineación con figuras políticas extremas han generado rechazo incluso entre antiguos defensores de Tesla. Aunque Musk ha intentado justificar su activismo como una forma de “libertad de expresión empresarial”, muchos consumidores no están de acuerdo.
La respuesta fue inmediata: miles de usuarios anunciaron que cancelarían sus pedidos de vehículos Tesla. Campañas digitales bajo hashtags como #NoMoreTesla ganaron tracción en Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Incluso inversionistas institucionales han cuestionado si el enfoque actual de Musk pone en riesgo el valor de la marca.
Ajustes y promesas
Durante la llamada con inversionistas, Musk aseguró que “el tiempo que dedicaré a la política caerá significativamente” en los próximos meses, indicando un regreso al enfoque técnico y de producto. Esta promesa fue suficiente para que las acciones de Tesla subieran brevemente en la jornada siguiente.
Entre las apuestas para recuperar confianza están el lanzamiento del Cybercab, un robotaxi autónomo, y nuevos avances en baterías y software de conducción autónoma. Sin embargo, muchos analistas insisten en que ningún avance técnico será suficiente si el CEO continúa polarizando a la opinión pública.
Una lección para Silicon Valley
El caso de Tesla deja lecciones importantes para otras compañías tecnológicas: en un entorno global cada vez más volátil, el liderazgo visible puede ser una fortaleza… o un talón de Aquiles. La figura del CEO no solo representa visión e innovación, sino también responsabilidad social y política.
Mientras Musk redefine su papel dentro de la empresa, Tesla camina sobre una cuerda floja: con productos admirables, pero una marca desgastada por la controversia.