La economía estadounidense enfrenta una doble amenaza: un desplome sostenido en los mercados bursátiles y el resurgimiento de temores inflacionarios, ambos alimentados por la creciente guerra comercial impulsada por la administración Trump y su alianza con el empresario Elon Musk, actual director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
Bolsas al borde del mercado bajista
El índice S&P 500 ha caído un 20% desde su pico más reciente, entrando oficialmente en territorio de mercado bajista. El Dow Jones perdió más de 2,200 puntos en una sola jornada, y el Nasdaq también reflejó el nerviosismo de los inversores, con una baja del 5.82%. Analistas coinciden en que la incertidumbre sobre los aranceles, las tensiones con China y los débiles datos de consumo están debilitando la confianza en la economía.

Inflación en ascenso por guerra comercial
A esto se suma la imposición de nuevos aranceles a productos importados desde China, México y Canadá, lo que ha desatado represalias por parte de los gobiernos afectados. China anunció aranceles del 34% sobre productos estadounidenses a partir del 10 de abril. El presidente Trump insiste en que se trata de “una medicina necesaria”, mientras su secretario del Tesoro afirma que la medida no representa un riesgo real de recesión.
Sin embargo, economistas advierten que el encarecimiento de productos importados presionará los precios al consumidor, afectando el poder adquisitivo de millones de familias.
Impacto directo en la construcción y en los bolsillos de la clase media
Uno de los sectores más golpeados por esta coyuntura es la construcción, donde una gran parte de la fuerza laboral está compuesta por trabajadores latinos. El aumento de precios en insumos como acero, madera y herramientas importadas ha comenzado a retrasar proyectos, encarecer presupuestos y provocar despidos en mercados sensibles como Texas, Arizona, Nevada y California.
“Estamos viendo obras paradas, licitaciones canceladas y clientes que ya no pueden cubrir los costos”, explicó un contratista en Houston que prefirió no revelar su nombre. “Y los primeros en irse, como siempre, son los obreros”.

Al mismo tiempo, la inflación generalizada está comenzando a notarse en los hogares de clase media: productos básicos como leche, pan, gasolina y servicios se han encarecido hasta un 8% en algunas zonas metropolitanas, afectando especialmente a familias trabajadoras, muchas de ellas latinas.
La comunidad latina, en la línea de fuego
Desde pequeñas empresas hasta empleados por cuenta propia, la comunidad latina se encuentra particularmente expuesta a las consecuencias de esta coyuntura. La Cámara de Comercio Hispana ha expresado su preocupación por el impacto de los aranceles, y ha instado a la administración a evitar políticas que castiguen a los sectores productivos y vulnerables por igual.
Un llamado a la cautela
Especialistas recomiendan precaución financiera en los próximos meses. La Reserva Federal mantiene una postura vigilante, pero no ha descartado ajustes de emergencia si la situación se deteriora. Mientras tanto, los ciudadanos enfrentan una realidad compleja: mercados en caída, productos más caros y empleos en riesgo.
La tormenta económica recién comienza, y todo indica que sus efectos se harán sentir en cada hogar, desde Wall Street hasta los barrios latinos de todo el país.