María Candelaria (1943) no sólo es una de las películas más representativas del Cine de Oro mexicano. También fue la primera cinta nacional en obtener un reconocimiento internacional de gran prestigio, al recibir el Gran Premio del Festival de Cine de Cannes en 1946, antecedente de la actual Palma de Oro. Dirigida por Emilio “El Indio” Fernández y con fotografía de Gabriel Figueroa, la obra proyectó al cine mexicano hacia el mundo con una estética profundamente nacionalista y una historia cargada de simbolismo y tragedia.
Una historia marcada por la exclusión
La película narra la vida de María Candelaria, una joven indígena que vive marginada en los canales de Xochimilco. Rechazada por la comunidad debido a los prejuicios contra su madre —quien fue prostituta—, María sobrevive vendiendo flores junto a Lorenzo Rafael, su pareja. Ambos sueñan con casarse y vivir dignamente, pero se enfrentan a la intolerancia, la injusticia y la miseria.

El conflicto central se desata cuando un pintor de la capital intenta retratar a María. Aunque ella inicialmente se niega a posar desnuda, una manipulación de su imagen desata un linchamiento por parte del pueblo, culminando en una tragedia inevitable. La narración inicia y concluye con el recuerdo del pintor, lo que convierte la historia en un relato de redención post mortem.
Producción, fotografía y simbolismo
Con un presupuesto estimado en $250,000 pesos mexicanos de la época, la película fue producida por Films Mundiales, y rodada en locaciones reales de Xochimilco. El guion fue escrito por Emilio Fernández, inspirado por los ideales nacionalistas de la época postrevolucionaria y el interés por dignificar al indígena en el cine.
Uno de los aspectos más destacados fue la fotografía de Gabriel Figueroa, cuya composición de luz y encuadres le dio a la película un tono pictórico. Influenciado por el muralismo mexicano, Figueroa utilizó planos abiertos, contrastes intensos y sombras simbólicas para transmitir la dureza del entorno y la pureza del personaje femenino. Su trabajo fue reconocido ampliamente como parte fundamental del impacto visual de la cinta.
El elenco fue encabezado por Dolores del Río como María Candelaria y Pedro Armendáriz como Lorenzo Rafael. La interpretación de Del Río, en su regreso al cine mexicano tras una carrera en Hollywood, fue aclamada por su contención emocional y su presencia escénica.

Reconocimientos y legado
María Candelaria fue galardonada con el Gran Premio del Jurado en Cannes en 1946, convirtiéndose en la primera película latinoamericana en obtener un premio internacional de ese calibre. También obtuvo el Premio al Mejor Fotografía en el mismo certamen, consolidando a Gabriel Figueroa como uno de los grandes directores de fotografía del siglo XX.
En México, fue un éxito en taquilla y crítica. Permaneció en cartelera durante varias semanas, atrayendo tanto al público popular como a sectores intelectuales. Según datos históricos de la Cineteca Nacional, la película ha sido reestrenada en más de 40 ocasiones, tanto en televisión como en salas cinematográficas. En 1994 fue restaurada digitalmente para su preservación en el Acervo Fílmico Nacional.
Críticos contemporáneos destacan la cinta por su valor artístico, aunque algunos cuestionan su visión idealizada del indígena. En IMDb mantiene una calificación de 7.6/10, mientras que en encuestas nacionales sobre cine mexicano suele aparecer entre los primeros cinco lugares.
Un retrato poético de la marginación
A través de una historia trágica, María Candelaria plantea temas como la exclusión social, la misoginia y la brutalidad colectiva, envueltos en una estética poética y visualmente cuidada. La figura de María, construida como símbolo de pureza inquebrantable, ha sido objeto de análisis en el ámbito académico y cultural.
Más allá de su impacto en el cine, la película representa un momento clave en la identidad nacional posrevolucionaria y en la construcción del imaginario colectivo sobre lo indígena. Su vigencia radica en la forma en que plantea el conflicto entre lo tradicional y lo moderno, la compasión y la crueldad, la belleza y la tragedia.