El Pabellón de Intercambio Cultural rinde homenaje a la música, gastronomía y tradición mexicana en uno de los eventos más icónicos del país.
Del 25 de abril al 4 de mayo, Nueva Orleans se convierte nuevamente en el epicentro musical del país con la celebración del Festival de Jazz y Patrimonio de Nueva Orleans 2025, un evento que en esta edición resalta con fuerza la riqueza de la cultura mexicana.
En su edición número 55, el festival —reconocido por reunir durante más de medio siglo a leyendas del jazz, blues, funk, rock y música mundial— ha abierto un espacio sin precedentes para la representación latina, en especial la mexicana, a través de su ya tradicional Pabellón de Intercambio Cultural, presentado por Expedia.
Este año, el pabellón ha sido dedicado por completo a México, no solo como reconocimiento a sus aportes musicales, sino también como reflejo de la creciente presencia y relevancia de la comunidad mexicana en el sur de Estados Unidos.
Un escenario vibrante: más de 19 agrupaciones mexicanas
El pabellón contará con presentaciones en vivo de 19 agrupaciones mexicanas y mexicoamericanas, seleccionadas para ofrecer un panorama diverso de los sonidos tradicionales y contemporáneos del país. Desde la música de raíz indígena y las fusiones modernas de jazz latino, hasta las notas vibrantes del son jarocho, mariachi y música norteña, el repertorio busca mostrar la profundidad de un país cuya historia musical es tan amplia como su geografía.
Entre las agrupaciones destacadas se encuentran La Mixanteña de Santa Cecilia, reconocida por sus interpretaciones de banda tradicional oaxaqueña; Son de Madera, con su característico son jarocho veracruzano; y Pasatono Orquesta, que reinventa el sonido de las bandas mixtecas de Oaxaca. También se presentarán Marimba Nandayapa, exponente de la música tradicional de Chiapas, y Son Rompe Pera, que fusiona cumbia con una actitud punk desde la Ciudad de México.
A estos se suman colectivos de música folclórica como Caña Dulce y Caña Brava, Grupo Son del Montón, y exponentes de la fusión contemporánea como Ampersan y Los Cojolites, quienes representan una nueva generación de músicos que llevan lo tradicional a terrenos globales.
Gastronomía, tradiciones y mezcal: un viaje sensorial
Además de los conciertos, el Pabellón de Intercambio Cultural ofrecerá una experiencia sensorial completa con lo mejor de la gastronomía mexicana. Visitantes de todo el país podrán disfrutar de platillos típicos como mole poblano, tamales oaxaqueños, tacos al pastor, pan de elote y dulces regionales, preparados por chefs invitados de México y cocineras tradicionales residentes en EE.UU.
También se incluirá una barra especializada en mezcales, con degustaciones, catas guiadas y coctelería artesanal. Entre los productores participantes se encuentran reconocidas casas mezcaleras de Oaxaca y Guerrero, muchas de ellas operadas por comunidades indígenas.
El pabellón también será sede de presentaciones de ballet folclórico, talleres de papel picado, exposiciones de trajes típicos, y espacios para que niñas y niños participen en actividades culturales como la creación de alebrijes o la elaboración de calaveritas de azúcar.
La gran calenda oaxaqueña
Uno de los momentos más esperados será el desfile de calenda oaxaqueña, una tradición festiva que combina música de banda, monos gigantes, flores, danzas y colorido sin igual. Organizado por el Ballet Folklórico Nueva Antequera y acompañado por la Mixanteña de Santa Cecilia, este desfile recorrerá el área del festival replicando las fiestas patronales del sur de México.
La presencia de estas expresiones es parte del esfuerzo del festival por representar no solo el sonido, sino el alma de una cultura, en un contexto que celebra el mestizaje, la identidad y la resistencia.
México: país invitado, cultura protagonista
La decisión de dedicar el pabellón a México no es casual. De acuerdo con los organizadores, la comunidad mexicana es una de las más activas y diversas dentro del ecosistema musical de EE.UU., con raíces profundas tanto en la costa del Golfo como en el sur de Luisiana.
En palabras del director artístico del festival, “la música mexicana ha sido parte del ADN cultural de Nueva Orleans desde hace décadas, pero hoy tiene una voz más fuerte que nunca. Esta edición es un homenaje a sus sonidos, sus colores y su gente.”
Además, se busca abrir más espacios para artistas emergentes binacionales, proyectos colaborativos e intercambios entre músicos de ambos países, algo que ya comienza a gestarse a raíz de esta edición.
Artistas globales, pero con sabor latino
Aunque el enfoque en México es central en el pabellón cultural, el resto del festival también da espacio al talento latino. Figuras como Carlos Santana, Banda MS y la cantautora oaxaqueña Lila Downs estarán presentes en los escenarios principales.
Este cruce de géneros entre el rock latino, la música regional mexicana y los sonidos afroamericanos propios de Nueva Orleans refleja el espíritu del festival: la celebración de la diversidad musical como punto de encuentro y entendimiento.
Más que música, un mensaje
En un contexto nacional donde el discurso antiinmigrante se ha vuelto frecuente en algunos sectores, la presencia masiva de México en uno de los festivales culturales más emblemáticos del país es también una declaración.
No solo se trata de entretenimiento: es una forma de decir que la cultura latina —y en particular la mexicana— no es ajena, sino parte esencial de la identidad estadounidense.